Un buen suelo es esencial para una buena cosecha y debe contener los nutrientes necesarios para el crecimiento de las plantas, además de una estructura que las mantenga firmes y derechas.
La estructura del suelo debe asegurar suficiente aire y agua para las raíces de la planta, pero debe evitar el exceso de agua mediante un buen drenaje.
Es por ello por lo que antes de establecer un cultivo, el productor debe conocer la tierra donde va a sembrar.
¿Cómo saberlo? Según los expertos el análisis de suelo previo es importante realizarlo, con el fin de saber si sus tierras son las adecuadas para establecer el cultivo que desea sembrar y asimismo conocer las prevenciones o acciones que debe ejecutar para garantizar cada una de las facetas de la siembra.
Por ejemplo, el análisis de suelo puede encontrar de que este cuente con un PH no adecuado para la cosecha, ya que el PH mide el nivel de acidez en el suelo.
Para los expertos, lo recomendable es que a cierto nivel de acidez se establezca el cultivo, para ello se debe regular el PH del suelo utilizando productos como enmiendas que se aplican para compensar desbalances nutricionales que afectan a la tierra.
Los elementos base para la nutrición del suelo son: Calcio, Magnesio y Azufre. El desbalance de estos elementos puede generar condiciones no favorables para el cultivo ya que puede ser que este no florezca y no desarrolle de manera óptima.
Una excelente enmienda para el suelo puede mejorar su condición para crear un mejor balance nutricional. En caso de que exista un desbalance en la tierra, esta no absorberá los nutrientes que le apliquen.
En Agronica recomendamos el uso de enmiendas en polvo que se disuelven rápidamente y se mezclan con la solución nutricional del suelo o bien una enmienda líquida que también contienen altas tazas de absorción micronizada como AGROPLANT, el cual posee elementos nutricionales en proporción suficiente para lograr el balance que el productor requiere para sus suelos.
Aparte de los elementos nutricionales base, un suelo bien cuidado debe contener un alto porcentaje de materia orgánica, que no es más que todos los residuos orgánicos que la naturaleza desprende como: hojas, cáscara de alimentos, producto orgánico en descomposición (humus). Estos se mezclan y crean una solución nutricional que al final del día el suelo lo absorbe como nutriente.
El cultivo siempre extrae nutrientes del suelo, es por ello por lo que el productor debe ir incorporando materia orgánica y de ahí nace la importancia de los rastrojos (el conjunto de restos de tallos y hojas que quedan en el terreno tras cortar un cultivo), es un recurso muy bueno para proteger el suelo.
Otro factor que ayuda al mejoramiento de los suelos es la importancia de realizar una excelente rotación de cultivos para que estos descansen ya que se agotan en un determinado tiempo.